jueves, septiembre 20, 2007

NO ME GRITES POR FAVOR.


Toda la razón se pierde cuando se alza la voz.


No me grites, por favor.


Una de las grandes dificultades a las que se enfrentan las parejas es su incapacidad para bajar el tono a las peleas.


En estos casos, lo deseable es que alguno tenga la capacidad de apaciguar, de buscar una salida, pero si uno de los dos no reconduce la discusión, lo normal es que la bola de nieve aumente de tamaño y las cosas se hagan más difíciles.


Este problema es especialmente complejo si un miembro de la pareja es muy crítico y el otro muy sensible, la dinámica que se va a dar es la de crítica frente a un estado defensivo.


Por otra parte, hay personas con una incapacidad manifiesta para relacionarse, normalmente por traumas afectivos o de intimidad durante la infancia, y estas personas se autodefienden evitando las relaciones íntimas con otras personas, ante el temor de que sólo les cause daño.
En el lado opuesto se encuentran los que necesitan de su pareja para superar sus problemas. Si una persona está con una pareja estable y siente que tiene un problema y que no puede contar con ella, entonces su soledad es doble.


Lo esencial es aprender a discutir sólo por conflictos razonables. Sólo cabe solucionar lo que tiene remedio, y el resto, sobrellevarlo.



Al final, dos no discuten si uno no quiere.
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